Toca un post tecnológico. Aquí va:
Desde hace poco ha ocurrido lo inevitable, y es la actualización de mis ordenadores con Debian GNU/Linux. A medida que uno u otro programa se quedaba obsoleto, los he tenido que ir actualizando a la distribución testing, cuyo codename es wheezy, que como siempre en Debian es el nombre de un personaje de Toy Story; en este caso wheezy es el pingüino de gomaespuma anti-estrés que sale en Toy Story 2.
El desastre ocurrido se debe o está relacionado, cómo no, a Gnome 3. Todo lo nuevo, sobre todo si es inesperado, novedoso, y a mi parecer incompleto e inacabado, es un shock. Gnome 3 tiene muchas cosas nuevas, demasiadas, y a no todo el mundo le gustan. Pero no van por ahí los tiros.
El problema del que quiero hablar tiene que ver con el botoncito de los teclados llamado numlock. O más bien maldito numlock, porque siempre molesta y no sirve para nada.
En los sobremesa, si tenéis un teclado inalámbrico a pilas, la luz del numlock es muy probable que ni exista, así que no sabes si está puesto o no. Pero el caso es que cuando tecleas en el teclado numérico y no funciona, pulsas el botoncito, y se encienda o no la lucecita correspondiente, da igual, puede darse el caso de que sigua sin funcionar, porque a alguien de Gnome 2 se le ocurrió activar por defecto usar el teclado numérico como ratón. Os sonará a chiste, pero he visto multitud de ordenadores en los que ocurría, y nadie sabía cómo solucionarlo. Años después escarbando por la muy completa configuración de Gnome 2 (que no de Gnome 3), tacháaan... aparecía esa opción marcada ¿pero quién en su sano juicio ha puesto esto así?.
En el caso de un ordenador portátil, poner un botón Numlock es como poner un botón de autodestrucción en un petardo, no sirve para nada y sólo va a molestar. La ley de Murphy garantiza que la maldita tecla que no sirve para nada siempre estará activada cuando no se la espere (por ejemplo, tecleando una contraseña), y se volverá a desactivar sola cuando te des la vuelta. Así ha sido en mi caso con Gnome 3, siempre que entras se activa sola, una delicia cuando tu portátil no tiene una tecla Numlock con su lucecita y hay que pulsar dos o tres teclas para emularla y poder desactivarla.
Debería haber sido delito la invención de esta tecla: en un portátil, si no hay teclado numérico porque no cabe, pues te fastidias y usas las otras; en un sobremesa con 105 teclas o más, ¿para qué quieres poder usar las teclas numéricas como flechas si ya tienes teclas de flechas que no son más que flechas, y encima están mucho más a mano? Un disparate.
El título y todo este post se lo dedico al blog We Are All Robots y su post dedicado precisamente a este tema, pero todo lo contrario: que por defecto en Gnome 3 la tecla está desactivada por defecto. ¿Un poco raro, no? El autor da la solución a su problema, que es usar el programa numlockx. De hecho, en Debian somos más listos que el hambre, y si instalas dicho paquete automáticamente resuelve el problema para los fanáticos de la lucecita encendida, sin tener que hacer ninguna de las cosas que cuenta, que vienen todas de serie.
Resumiendo: hay que ejecutar dpkg --purge numlockx, lo que lo erradicará (de momento) de la faz de tu portátil, y la tecla que no está ni se la espera dejará de activarse sola. Vaya, he encontrado algo que Gnome 3 hace bien...
Desde hace poco ha ocurrido lo inevitable, y es la actualización de mis ordenadores con Debian GNU/Linux. A medida que uno u otro programa se quedaba obsoleto, los he tenido que ir actualizando a la distribución testing, cuyo codename es wheezy, que como siempre en Debian es el nombre de un personaje de Toy Story; en este caso wheezy es el pingüino de gomaespuma anti-estrés que sale en Toy Story 2.
El desastre ocurrido se debe o está relacionado, cómo no, a Gnome 3. Todo lo nuevo, sobre todo si es inesperado, novedoso, y a mi parecer incompleto e inacabado, es un shock. Gnome 3 tiene muchas cosas nuevas, demasiadas, y a no todo el mundo le gustan. Pero no van por ahí los tiros.
El problema del que quiero hablar tiene que ver con el botoncito de los teclados llamado numlock. O más bien maldito numlock, porque siempre molesta y no sirve para nada.
En los sobremesa, si tenéis un teclado inalámbrico a pilas, la luz del numlock es muy probable que ni exista, así que no sabes si está puesto o no. Pero el caso es que cuando tecleas en el teclado numérico y no funciona, pulsas el botoncito, y se encienda o no la lucecita correspondiente, da igual, puede darse el caso de que sigua sin funcionar, porque a alguien de Gnome 2 se le ocurrió activar por defecto usar el teclado numérico como ratón. Os sonará a chiste, pero he visto multitud de ordenadores en los que ocurría, y nadie sabía cómo solucionarlo. Años después escarbando por la muy completa configuración de Gnome 2 (que no de Gnome 3), tacháaan... aparecía esa opción marcada ¿pero quién en su sano juicio ha puesto esto así?.
En el caso de un ordenador portátil, poner un botón Numlock es como poner un botón de autodestrucción en un petardo, no sirve para nada y sólo va a molestar. La ley de Murphy garantiza que la maldita tecla que no sirve para nada siempre estará activada cuando no se la espere (por ejemplo, tecleando una contraseña), y se volverá a desactivar sola cuando te des la vuelta. Así ha sido en mi caso con Gnome 3, siempre que entras se activa sola, una delicia cuando tu portátil no tiene una tecla Numlock con su lucecita y hay que pulsar dos o tres teclas para emularla y poder desactivarla.
Debería haber sido delito la invención de esta tecla: en un portátil, si no hay teclado numérico porque no cabe, pues te fastidias y usas las otras; en un sobremesa con 105 teclas o más, ¿para qué quieres poder usar las teclas numéricas como flechas si ya tienes teclas de flechas que no son más que flechas, y encima están mucho más a mano? Un disparate.
El título y todo este post se lo dedico al blog We Are All Robots y su post dedicado precisamente a este tema, pero todo lo contrario: que por defecto en Gnome 3 la tecla está desactivada por defecto. ¿Un poco raro, no? El autor da la solución a su problema, que es usar el programa numlockx. De hecho, en Debian somos más listos que el hambre, y si instalas dicho paquete automáticamente resuelve el problema para los fanáticos de la lucecita encendida, sin tener que hacer ninguna de las cosas que cuenta, que vienen todas de serie.
Resumiendo: hay que ejecutar dpkg --purge numlockx, lo que lo erradicará (de momento) de la faz de tu portátil, y la tecla que no está ni se la espera dejará de activarse sola. Vaya, he encontrado algo que Gnome 3 hace bien...